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Moyo
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La red de franquicias Moyo desvela el secreto de su inconfundible sabor

16.06.2016

“En la historia, la necesidad ha sido siempre el impulso del descubrimiento” expresa Boyanca, la emprendedora búlgara de 90 años que todos los días elabora el yogurt con 30 millones de lactobacilos por gramo que hace saludable los helados Moyo. Pero el sabor es otra historia y en ella interviene Delphine Madrazo, una empresaria francesa de 33 años que se enamoró de México.

El proceso creativo de sabores “es lo más divertido de todo y es lo que más me gusta”, asegura en entrevista la directora de Mercadotecnia, de Producto, de Novedades y Diseño de Moyo, empresa mexicana que en ocho años de sabrosa historia abrió 90 puntos de venta, además de que cuenta con unidades en Costa Rica y próximamente en Colombia y Panamá.

Delphine Madrazo reparte tu tiempo entre la ciudad de México y Los Ángeles, donde vive con su esposo. Sus ocho meses en la urbe capitalina los reparte a su vez entre la mercadotecnia y el laboratorio, donde surgen las combinaciones de sabor. La más reciente: el yogurt verde, una mezcla de apio, piña y otros ingredientes cítricos.

“Nos llevó un año y medio atinarle a un sabor agradable. Fue un súper éxito y fue también algo atrevido”, comenta la emprendedora quien, a pesar de inspirarse en su natal Francia de nuevos sabores ha aprendido que “aquellos que no son mexicanos, no son bien recibido por la gente”, salvo el taro, un ingrediente exótico que, ya sea en topping o helado, aporta 60% de las ventas de los 500,000 helados que vende cada mes.

Con el ADN emprendedor

“Delphine, estás haciendo la escuela y tus ejercicios en papel, pero si ahorita no haces la empresa, vas a perder la confianza en ti. Tienes que hacer este proyecto, que le vaya bien o que fracase no es lo importante; sino que lo hagas” escuchó Delphine Madrazo de su progenitor, un productor de cine a quien ayudaba desde que tenía ocho años de edad.

Luego de eso, regresó a México, donde había estado dos años antes, cuando tenía 23, para estudiar un semestre en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Aquí se asoció con Fredric Moussali, ex director general de Shushi Itto. El nombre Moyo, según contó éste en una entrevista, se le ocurrió a él cuando fumaba en una terraza y significa “alma”.

La empresa cuenta con 500 empleados y 46 de sus quioscos están ubicados en centros comerciales de la ciudad de México, el resto están repartido en 17 estados. Su modelo de negocio es una mezcla entre sociedades y franquicias. Cada tienda requiere una inversión de 900 a un millón 200,000 pesos, el retorno es de 24 a 26 meses.

Las ventas, asegura Delphine, han crecido 50% en promedio en todas sus tiendas, durante el último año. Y, aunque están lejos de los gigantes de la industria, su marca continúa consolidándose. En unas semanas abrirán las franquicias en Colombia y más adelante en Panamá.

“Despacio que llevó prisa”. La frase napoleónica cobra sentido para la emprendedora, quien indica que incursionarán en un nuevo modelo, de 600,000 de inversión para una sola máquina y para centros comerciales más pequeños.

Moyo, sostiene, está comprometida con la sustentabilidad y, dado que este tema no está tan desarrollado aún en nuestro país, la empresa debe importar insumos biodegradables, como las cucharas.

Delphine Madrazo resalta las cualidades de su helado: mexicano, artesanal y saludable. En un país con 60.6 millones de habitantes con obesidad, comer este producto se antoja a error, sin embargo, Moyo asegura en su página web que puede ser integrado a la dieta diaria como una colación, ya que aporta frutas y cereales.

Desde la planta de la familia de Boyanca, quien por cierto tiene más de medio siglo de vivir en México, el yogurt se manda a las tiendas de Moyo dos veces por semana. Ahí se elabora el helado. La nonagenaria búlgara, quien aún viaja en Metro y asegura que la comida debe ser la medicina, Moyo, sostiene, es su futuro.